Historia

Introducción

La parroquia de Santiago el Mayor es la más antigua de Utrera; así lo atestigua su fábrica, de gran pureza gótica. Vinculada al castillo, jugó, junto con este, un papel rector en la morfogénesis de la primitiva ciudad, constituyendo el primer y más importante hito religioso del reducido conjunto urbano medieval.

Utrera surge en la Edad Media, tras la Reconquista de Sevilla en 1248. Enseguida se organiza en el nuevo reino el repartimiento de las tierras, para fijar la población a la tierra recién ganada, y la defensa contra el cercano reino musulmán. En torno a estos dos hechos surgirá Utrera: por un lado, tierras llanas y abundantes, parceladas en grandes propiedades -origen directo de los actuales cortijos- para el cultivo del cereal y la cría de ganado; de otro, una posición estratégica en la linea defensiva contra el enemigo islámico. Así, se crea una linea de fortalezas, la llamada banda morisca, de la que Utrera constituye, en los últimos siglos de la Edad Media, un punto fundamental. Aparece el castillo, sobre un cerro que domina una extensa llanura. A su alrededor, cobijadas por la muralla, se levantan las primeras viviendas y la sede del poder religioso, la parroquia de Santiago. No es casual que su titular sea el patrón de la Reconquista, ni que su representación como guerrero cristiano abatiendo a los enemigos musulmanes se repita en varios puntos del templo.

Se levantó una primitiva iglesia de Santiago donde hoy se encuentra la parroquia actual. Sin más noticias salvo la de su existencia, debió conformar una construcción más humilde que la actual, con función de refugio en caso de que el castillo fuera tomado. En 1368, Mohamed V de Granada asola  Utrera y destruye la iglesia. Poco después empieza a levantarse la actual. Con los privilegios dados por Enrique II Trastámara a la villa, las mercedes enriqueñas, al objeto de repoblar la zona, Utrera es reconstruida. Se crea una segunda linea de murallas que alberga un trazado urbano mayor. Se levanta una nueva parroquia de Santiago, cuyo trazado de claridad de lineas, de elevación y de, en definitiva, de un arte -el gótico- al servicio de la iglesia.

Historia constructiva

Los templos comenzaban habitualmente a construirse por la cabecera, con el fin de poder celebrar los oficios aunque el edificio estuviera inconcluso. La cabecera de Santiago fue muy alterada durante el siglo XVI, a raíz de una reforma que enmascara en buena medida su sentido original.

El edificio medieval posee tres naves a igual altura. Una serie de nervios trasladan el peso de las bóvedas a los pilare del interior y a los muros del exterior, con algunos contrafuertes de refuerzo.

La torre portada, constituye la última parte del edificio original en construirse, pues aún en la primera mitad del siglo XVI se trabajaba en la misma.
La cúpula es producto de la reforma del templo llevada a cabo por Lorenzo de Oviedo a fines del siglo XVI, se eleva sobre el crucero, aportando luz al interior del templo. Destaca el uso de tejas vidriadas en blanco y azul. La veleta con el Santiago Matamoros que la corona es del siglo XX.

Las capillas laterales son fruto de la pujanza económica de la villa en el siglo XVIII. Los templos se amplian con nuevas capillas y en Santiago, se abren entre sus contrafuertes, añadiendo barroquismo al sobrio gótico original.

Extraido de la Guia del Visitante de José Andrés Otero Campos